Sábado, 30 de Abril, 2022 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

Abraham fue nuestro padre con pecados en la tierra: y nuestro Padre celestial sin ellos lo será siempre en Canaán y con riquezas cotidianas: bautizados ya todos en bañeras hogareñas:

Amorosamente, nuestro Padre celestial necesitaba que Abraham fuese padre de Israel, su nación dorada en Canaán, pero igualmente, Él necesitaba que fuese padre de muchas naciones, y esto es de ser padre de las familias de la tierra entera, para limpiarlos así del pecado, ya que, Él planeaba ser Padre de sus hijos enteramente en su nueva tierra, desde Canaán eternamente y para siempre, finalmente. Entiendo que, nuestro Padre celestial siempre fallara al ser Padre de aquellos nacidos de Adán y Eva, que comieron del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, entonces, Él necesitaba reiniciar toda vida con su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac con cada hombre, mujer, niño y niña de naciones antiguas y modernas, removiendo así el pecado en ellos perpetuamente.

Esto significa, que nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah en Canaán, por poderes del Espíritu Santo: contigo, amados, vecinos y amistades, teniéndolos a todos ellos así al vivir en cautividad, como viviendo ya en el infierno tormentoso con sus pecados, que ellos siempre fallaron abandonarlos, para por fin lograr el bautismo en agua. Es decir, también que nuestro Padre celestial te tuvo a ti junto con los demás de las generaciones nacido ya del vientre estéril de Sarah, por poderes del Espíritu, abandonando el desierto de Sinaí (el infierno), y así, tú mismo viviste como Isaac con Moisés e Israel antiguo, finalmente recibiendo su santo nombre fuegos sobre el monte Sinaí, para el bautismo del Mar Rojo.

Ya que, este era el único camino posible, en que nuestro Padre celestial podía tener a ti, renacido con su Hijo Jesucristo del vientre estéril de Sarah como Isaac, por poderes del Espíritu Santo, llevando tus pecados por el cautiverio egipcio, finalmente abandonándolos en el bautismo del Mar Rojo, y así, tú seas Isaac recibiendo su bendición cotidiana del cielo arriba continuamente en tu país. Entendiendo que, nuestro Padre celestial creó cielos y tierra para que sea su reino de amor y de riquezas insondables, sin embargo, como Adán y Eva pecaron en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, Satanás junto con ángeles caídos, invadió su nueva Creación, contaminándola con tus pecados, para que su santo nombre falle siempre al ser amado y honrado.

No obstante, nuestro Padre celestial creó cielos y tierra para que su santo nombre fuegos sea amado, servido y honrado con nuevos poderes, honores, glorias y riquezas nunca vistas en la gloria celestial hasta hoy, para Él tener a sus hijos naciendo de su imagen y de su alma santísima, enriquecidos infinitamente, para ser perfectos y santos, así como Él en la gloria angelical siempre. Ciertamente, el nuevo reino de amor y de riquezas interminables de nuestro Padre celestial necesitaba ser poblado por sus hijos, naciendo con la carne sagrada y sangre expiatoria de Isaac no solamente quitando pecados con el bautismo del Mar Rojo, pero igualmente entrando en Canaán: gozando riquezas cotidianas en la tierra entera, conquistando finalmente glorias nunca vistas por nadie en la eternidad, hasta hoy.

Confidentemente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a alguien, como Abraham, viviendo en Canaán y enriqueciéndolo a él diariamente junto con sus amados, como su esposa Sarah con su vientre estéril y con sus 318 hijos adoptados (comprados con dinero de extranjeros), logrando postreramente tener a sus hijos renacidos con Isaac, y Abraham como padre de ellos hasta Él mismo introducirlos en Canaán últimamente. Ciertamente, nuestro Padre celestial solamente podía ser Padre de sus hijos en Canaán, porque el pecado no existió jamás allí en la eternidad, por ende, Él necesitaba a Abraham como padre de Israel y de todas las naciones hasta que Él mismo introducirlos en su dulce hogar, con cada uno de ellos regresando a vivir nuevamente, enriquecidos ya, así como Él lo es eternamente.

Consiguientemente, nuestro Padre celestial necesitaba a Abraham, enriquecido junto con Sarah y sus hijos adoptados (y este fuiste tú (además de Israel enteramente) junto con tus amados, vecinos y amistades del mundo entero), considerando que, Él te necesitaba a ti enriquecido ya, emergiendo del desierto de Sinaí para derrotar a serpientes de Satanás, para vivir nuevamente, conociendo siempre riquezas inagotables toda una vida entera. Sin embargo, nuestro Padre celestial necesitaba familias de las naciones antiguas y modernas, emergiendo del desierto de Sinaí, enriquecidas todas ellas, con su Hijo Jesucristo renaciendo como Isaac contigo no solamente para derrotar serpientes satánicas de pobreza, pero igualmente, Él te necesitaba a ti enriqueciendo tu país, y así, Él finalmente descender a la tierra enriquecida ya grandemente por ti por muchos años.

Efectivamente, nuestro Padre celestial derrotó a Satanás y la muerte sobre la tierra entera, enriqueciendo a Abraham, mirándote a ti renacer como Isaac con su Hijo Jesucristo del vientre estéril de Sarah, derrotando Él mismo nuevamente a Satanás y sus pecados contigo, contigo renacido con su único Hijo en Canaán, finalmente conociendo riquezas cotidianas siempre con Él, como tu único Padre en el cielo permanentemente. Primeramente, nuestro Padre celestial le otorgó a Moisés su santo nombre fuegos, porque ahora Él podía entregárselo a Israel, entonces, Él lo hizo así, porque pecados de las naciones habían sido recogidos por Israel antiguo naciendo con poderes del Juramento a Isaac, poderes mayores que la tierra entera y que jamás fallaran, porque son poderes constantes bendiciendo toda vida hasta enriquecerla nuevamente, para siempre.

Además, también nosotros debemos entender, que nuestro Padre celestial siempre falló entregarle su santo nombre fuegos a Jacobo, como cuando se lo pido al Ángel del Señor, mientras luchaba con él toda una noche para que se lo manifestase en aquellos días, y entonces él dijo: porque preguntas por mí nombre, porque es un nombre muy grande —ahora, dime, como te llamas tú. Entonces, él le contestó diciendo: mí nombre es Jacobo. Aquí, nuestro Señor Jesucristo le pidió a Jacobo por su nombre—no fue porque él no lo conocía, sin embargo, él se lo pido a él (Jacobo) con mucho amor en su corazón santísimo, porque él estaba listo para entregarle su gran nombre, el cual solamente nuestro Padre celestial se lo podía entregar a Israel, para alcanzar salvación eterna para las naciones postreramente.

Entonces, él dijo: mí nombre es Jacobo. Aquí es cuando, nuestro Padre celestial necesitaba cambiar su nombre de Jacobo a Israel, por él haberle pedido por su santo nombre fuegos, que Él solamente se lo podía entregar a Israel—seguidamente el Ángel le dijo a él: tú nombre no será más Jacobo, pero desde ahora en adelante será Israel, y así, Él se lo otorgaría a Israel para salvación eterna universalmente. Siglos después, que Israel antiguo terminó recogiendo pecados de naciones antiguas y modernas para el bautismo del Mar Rojo, abandonándolos todos en el lecho marino, y así, finalmente las familias reciban su cuerpo glorificado, que es Isaac, derrotando a Satanás y la muerte en el desierto de Sinaí y en postes infernales, postreramente Moisés ascendió al monte Sinaí, recibiéndolo para salvación eterna de Israel.

En otras palabras, nuestro Padre celestial no podía otorgar su santo nombre fuegos a Jacobo, cuando él se lo pedía, más bien, cambiándole su nombre a Israel, entonces, él se lo entregó a él, pero sólo sería así con Moisés naciendo cuando el pecado del mundo ya estaba recogido enteramente por cuatro siglos, para bautizar a la humanidad entera en el Mar Rojo últimamente. Por ende, si nuestro Padre celestial le hubiese otorgado su santo nombre a Jacobo, cuando él se lo pidió por su Ángel santo, entonces, él y sus hijos no hubiesen logrado recoger pecados de familias de naciones antiguas y modernas para el bautismo del Mar Rojo, entendiendo que, Jacobo con él entonces poderes del Juramento a Isaac hubiesen fallado al colectarlos, para destruirlos eternamente.

Positivamente, nuestro Padre celestial necesitaba entregar su santo nombre fuegos no solamente a Israel en Canaán, pero primero ellos necesitaban recoger cada pecado de familias de las naciones antiguas y modernas en el cautiverio egipcio, representando el infierno tormentoso, y así, Él tener su nombre junto con poderes del Juramento a Isaac llevándolos hacia la destrucción eterna, finalmente enriqueciendo a sus hijos abundantemente, universalmente, siempre. Modo contrario, hubiese sido imposible para nuestro Padre celestial enriquecer a cada uno de familias de generaciones pasadas y futuras, para enriquecer a la tierra enteramente, y así, su santo nombre fuegos sea amado, servido y honrado en su nuevo reino de amor y de riquezas interminables: Finalmente, atrayéndolo a Él para descender a vivir por siempre amado por sus hijos en Canaán.

Desdichadamente, Satanás aún necesita poseer la tierra, haciendo pecar a Adán y Eva junto con sus hijos por generaciones venideras, contaminando así su nuevo reino de amor y de riquezas, para que su santo nombre fuegos no sea amado, servido y exaltado por ellos, empero, la tierra fue creada con Canaán, en donde no hay pecado jamás, aunque con su presencia dañina esté allí. Inicialmente, fue importante para nuestro Padre celestial nombrar a Abraham tu padre junto con familias de naciones antiguas y modernas en el desierto de Sinaí, enriqueciéndolo a él (Abraham) poderosamente con su Hijo Isaac, porque en Canaán Él será el Padre amoroso de sus hijos en el cielo arriba, enriqueciéndolos con grandes riquezas toda una vida entera, observando su reino en la tierra postreramente.